miércoles, 11 de abril de 2007

el precio de la verdad

Querido Stephen Glass:

Hace mucho tiempo que no tengo noticias de ti exactamente desde 2003, fecha en que publicaste tu libro autobiográfico “The fabulist” y concediste una entrevista a la CBS.
Tampoco se a que te dedicarás ahora, ni dónde estás, solo espero que allá donde estés puedas leer esto que te escribo.

El objetivo de esta carta es darte mi más sincera enhorabuena por la magistral clase de periodismo que nos ha concedido tu vida hoy. Esta mañana hemos visto en clase esa película que cuenta tu paso por la revista The New Republic, El precio de la verdad. Este sugerente y acertado título es lo que nos ha llevado a aprender la mejor lección de periodismo que aprenderemos en nuestro paso por la facultad. El precio de la verdad es muy elevado. Muchos profesores nos han explicado que si un periodista pierde su credibilidad lo pierde todo pero no hay nada mejor que comprobarlo con un ejemplo, como es tu caso.

Mentiste en 27 de las 41 historias que publicaste en la revista The New Republic. Llegaste a elevarte hasta el cielo pero cuando lo rozaste te quemaste y caíste. Eso me lleva al deseo de que me respondas a algunas preguntas. Por ejemplo, ¿por qué en unos sí y en otros no? ¿Tan feos eran los artículos que contaban verdaderas? ¿Pensabas estar toda la vida inventándote historias o tenías pensado parar de hacerlo en algún momento de tu vida? ¿En ese momento revelarías lo que habías hecho durante los años anteriores? Dijiste que lo hacías por quedar bien delante de tus compañeros, ¿qué idea tendrán ahora de ti? ¿Sabes lo que perjudicaste la credibilidad de tu revista? ¿Eres conscienste también de lo que perjudicaste a la profesión periodística? Los lectores de todos los medios del mundo ahora mismo pueden estar pensando, si lo hizo Stephen Glass y tardaron tanto en pillarle porqué no lo va a estar haciendo el autor del texto que estoy leyendo. Puede que otros ya ni compren los periódicos.

También tengo otra duda. ¿Qué era distinto en Hack Heaven? ¿Te fuiste de las manos? Si cuándo te dijeron que iban a mirar las cámaras de seguridad del edificio donde afirmabas que había sido la conferencia de piratas rompiste a sollozos porque se iba a desvelar tu mentira, ¿nunca te tembló la mano al entregar tus noticias a los directores o tus notas a los revisores? ¿Podrías mirarles a la cara y a los ojos? ¿Eres consciente de todo el mundo al que estuviste engañando?

Bueno, voy a volver a Hack Heaven que si no mis deseos de conocer tus pensamientos en esa época no me van a dejar acabar la carta. Este artículo fue el que supuso el principio de tu fin. Un pirata de 15 años que sobornaba a empresas… ¿no pensaste antes de entregarlo que se te iba la mano con esta historia? Si algo así ocurriera no se hubiera oído algo antes? ¿Aunque fuera un mísero rumor? ¿Pensabas que bastaba con elaborar una página web falsa ibas a engañar a todo el mundo?

Desde mi punto de vista tarde o temprano te hubieran acabado pillando, no necesitas simplemente más que encontrarte con que un experto en una materia lee tu artículo sobre se tema. Ese momento tuvo que llegar y evidentemente llegó. El afortunado fue Adam L. Penenberg y tras días de trabajo investigando tu información desveló todo el pastel en el artículo Lies Damn lies and fiction de la revista digital Forbes. Tú puedes pensar que quizá fue casualidad pero a mi el hecho de que fuera una revista digital la que desvelara la mentira y que fuera un artículo sobre informática me hace reflexionar.

La prensa digital, desde su nacimiento ha estado muy mal valorada por el público, achacándole escasa credibilidad. Sin embrago, Penenberg nos dio un ejemplo de saber hacer. La red es inmensa y en ella se pueden esconder muchas cosas, pero al mismo tiempo también se pueden encontrar muchas otras. El mundo de los ordenadores es fantástico, a mi me supera, pero reconozco que es fantástico. Se puede conseguir gran cantidad de información sobre los movimientos de las personas en la red. Yo creo que ahí estuvo tu fallo, en pensar que podías mentir a personas para las que la red no tiene secretos. Primero deberías haber dominado la red y luego quizá haberte dado el placer de mentir para saber cómo ocultarlo perfectamente. No lo hiciste y caíste. Me alegro, cuánto antes lo hicieras menor sería el desprestigio para le periodismo y la lección igualmente válida para los futuros plumillas.

Ahora voy a devolverte el favor. Tú me has grabado a fuego que si voy a ser periodista la mentira no tiene cabida en esta profesión, tarde o temprano caerás en terrenos pantanosos de los que no podrás salir y lo perderás todo. Yo te digo, por si no lo has deducido a lo largo de la carta, que cada vez que toques un ordenador te andes con cuidado porque en la informática, por mucho que sepas, siempre habrá alguien que está un paso por delante de ti.

Aquí finaliza mi carta, espero que puedas leerla y contestar al máximo número de preguntas. Yo me voy a pensar el precio que estaría dispuesto a pagar por la verdad.

Atentamente

Oscar


PD: Tío, permíteme una última pregunta y consejo. Con lo bien qué escribías y la imaginación que tenías ¿por qué desperdiciaste tu talento en el periodismo? Si te hubieras metido a escritor hubieras marcado una época. También te recomiendo este enlace, para que veas que ha habido más perosnas que han seguido tu triste ejemplo. Si habals con alguna de ellas transmíteles mis preguntas, me gustaría conocer sus respuestas.

2 comentarios:

Teresa Sandoval dijo...

Lo mismo que en el anterior, supongo que no has terminado la práctica. Recuerda actualizar tus post antes de realizar la prueba de evaluación. Tienes las instrucciones en el blog de la asignatura. Saludos.

Carmen Aguilar García dijo...

Genial!!! Me ha parecido estupendo tanto la forma como el contenido del post. Muy original y ameno. Yo también me uno a tus reflexiones y a tus dudas. Si te contesta ya me avisarás...
Saludos!!